Durante la administración episcopal de fray Marcos Ramírez de Prado, hacia el año de 1651, se comenzó a edificar una capilla dedicada a San José, y tras más de seis años, en 1658, ésta se concluyó, con un altar de bulto dedicado a su santo patrono y otros dedicados a Santa Rita y a San Juan de Dios realizados con pincel.
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